Las actuaciones de Mario Moreno siempre estaban plasmadas de su espíritu de solidaridad con los humillados y ofendidos, por eso su humor era de acento social, lleno de "cantinfladas" como llamaron los críticos del cine a sus actos cómicos con alto contenido de protesta universal, pues siempre luchaba contra la opresión y sojuzgamiento de la condición humana.
Cantinflas utilizaba un juego de palabras para expresar sus verdadera inquietudes, un leguaje de apariencia inocente que al usarlo desata un mecanismo capaz de emparejar las cargas. Si el no puede ganarle al poderoso en su propio terreno (políticos o empresarios), lo lleva entonces a los predios de un lenguaje que parece incoherente y sorpresivo, casi siempre chistoso o de doble intención, pero que para Cantinflas representa una especie de contrapoder.
Su primera batalla la libra en los terrenos del lenguaje, de ese enunciado que parece un contralenguaje, palabras para confundir y para instalar una forma de misterio y poder. En todas las películas en las frases de Cantinflas se encuentra el "veneno", la verdad a veces directa o encubierta.
En la película El Fotógrafo, Cantinflas le va a tomar una placa a un senador y se desarrolla este breve diálogo: "A ver, déjeme arreglar la chaqueta", dice el político. Responde Cantinflas: "De todos modos no se le quita lo sospechoso". Este es un claro ejemplo de su crítica al sistema mexicano.
Debido a su manera de decir las cosas, diálogos que lo hicieron famoso y que a la vez impidió su trayectoria mundial por la dificultad al traducirlos, la Real Academia Española decide convertir en verbo ese acción de hablar mucho y decir poco, la cual es nombrada como cantinflear.
Mario Moreno logró con su famoso papel ser parte fundamental de la cultura mexicana del siglo XX, por cuanto su filmografía está íntimamente vinculada con los valores más auténticos y profundos del pueblo mexicano, en especial en No te engañes corazón (1936), Así es mi tierra (1937), Ahí está el detalle (1940), Si yo fuera diputado (1951) y Abajo el telón (1954) . Treinta Películas donde abarca la crítica política y social.
El público se identificaba con los predicamentos de aquel "peladito" - héroe de la clase obrera- que valientemente afrontaba situaciones imposibles y salía airoso de ellas. En más de una ocasión, durante las elecciones federales, miles de personas añadieron el nombre de Cantinflas a la lista de candidatos para presidente.
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